Definir para entender

Abstract

Las palabras definen, categorizan, identifican, muestran acciones o inacciones, pero por sobre todas las cosas expresan conceptos, ideas, pensamientos...

¿Pero son las palabras “propiedad” de las personas, de actividades o de profesiones? Claro que no. Existen infinidad de términos que han logrado trascender más allá de su origen disciplinar o su campo de aplicación.

En la analogía planteada en las jornadas SI+Campos entre la medicina y la arquitectura se ha expuesto la influencia y adopción de conceptos que permitieron implementar la metodología de diagnóstico, análisis y evaluación de la anatomía del ser humano para preservar la vida útil de lo construido. Palabras como “patologías, calidad de vida, síntomas” son sólo algunos términos disciplinares migratorios de la lengua. Sustantivos que conllevan en sí una identificación propia y que abren un abanico de especificaciones que permiten identificar y evaluar el estado de conservación de los edificios. Detectar anomalías, analizar sus posibles causas, diagnosticar para definir como intervenir constituyen parte de un proceso de investigación en el cual es necesario esclarecer los alcances de cada terminología para poder ser certeros en la diagnosis como en la rehabilitación.

Desde el Programa de Mantenimiento Habitacional se han desarrollado metodologías de estudio, protocolos de relevamiento y calificación de afectaciones que requirieron definir esas palabras claves migradas y especificar nuevos términos para abordar analíticamente el desempeño edilicio. Terminologías que no sólo imprimen identificación, sino también especifican, catalogan, clarifican, constituyendo “palabras macro” en la que se engloban particularidades. Casos como “mantenimiento” cuyo concepto va más allá de la acción, implica gestión, tipos de mantenimientos, prevención, interacción social, organización,… Mismo desglose se aplica a la identificación de las anomalías edilicias, porque no es lo mismo una “patología” que un “síntoma patológico”, porque las causas y las resoluciones pueden ser distintas si hablamos de “fisuras” o de “grietas”, porque no tiene la misma implicancia ni la misma responsabilidad profesional la “causa” que la “hipótesis de causa”, porque no es lo mismo el concepto y la acción de arreglar que “corregir, modificar o rehabilitar”.

Ante lo expuesto, es importante entender la importancia de lo que describimos para no incurrir en errores de interpretación que conduzcan a intervenciones ineficientes.

En suma, las palabras claves pueden ser entendidos como motores de búsqueda, términos que permiten ubicar información, pero en esencia identifican lo que uno quiere expresar, exponen la importancia de lo que se quiere comunicar, divulgan saberes, definen intervenciones, construyen nuevos conocimientos.