Vestidos vs. Moda. El caso de Buenos Aires en la década de 1830

Abstract

El presente trabajo forma parte de la investigación del proyecto ubacyt 20020190100068 BA en el cual se plantea el rastreo de los modelos de belleza femeninos en relación con la indumentaria entre 1830 y 1860. En concordancia a la convocatoria de este año, en el centro de nuestra investigación, es posible pensar en el significado social y político de la palabra Moda, en relación a otro vocablo, Vestidos. A estos fines, nos circunscribiremos a la década del 30. Para ello trabajaremos con La Moda, periódico ya clásico de la década, editado por Juan Bautista Alberdi; La Aljaba publicada por Petrona de Rosende; La Argentina de Manuel Irigoyen y algunas de las páginas de Luis Pérez.

¿Qué ideales plantea cada una de estas publicaciones con respecto al indumento? Cabe preguntarse. Ante la convulsionada praxis política de la década, el vestir se convierte en marca civilizatoria para unos, en identificación partidaria para otros y en posicionamiento social clasista para algunos. En este contexto, ¿que se entendía cuando se utilizaba la palabra Moda?, y por defecto, ¿en qué sentido se hablaba de vestidos?

En el horizonte político de la construcción de poder de Don Juan Manuel de Rosas, emergen grupos subalternos que desde el vestir se diferencian de la elite. Estos son los llamados guarangos cuyos usos y costumbres son fuertemente criticados y ridiculizados desde los sectores altos de la sociedad porteña. Dentro de dicho grupo cobran especial importancia, para la presente propuesta, las referencias y citas hacia el sector femenino: “las guarangas federales”.

Por todo esto, la hipótesis inicial de esta presentación es que el vocablo Moda, al igual que en el ámbito europeo, queda circunscripto a las prácticas de la elite como vehículo civilizatorio. Y como representante de las ideas y usos liberales, aunque propone para la mujer un indumento encorsetado. Esta contradicción se observa en las tipologías que quitan movimiento a las féminas de la elite y las reduce, desde lo simbólico, a un ámbito de “adorno” del varón. Mientras que los indumentos de la llamada guaranga federal, por fuera de la categoría Moda, proponen una actitud femenil participativa y desenvuelta.